lunes, 4 de mayo de 2009

Restaurante "Playa Club" A Coruña

No soy la reina de Chaschispum y no celebro mi cumpleaños durante una semana seguida, pero como sí soy la reina de mi casa, lo celebro todas las veces que surja, así que aunque hace ya un mes que ha sido mi cumpleaños, el viernes fue mi última celebración (por este año, espero). 

El sitio escogido fue el Playa Club de A Coruña. Está situado en plena playa de Riazor, en una especie de burbuja de cristal con unas vistas espectaculares. Tuvo una estrella Michelin hasta el año pasado que por aquellas cosas que una no se explica bien, se la han retirado.

El entorno se deja apreciar en las fotografías con todo su esplendor. La mesa, reservada para la ocasión estaba en un especie de reservado en el que había solo tres mesas con distancia suficiente para no sentir agobios y poder departir sin compartir conversación. Agradabilísimo el espacio, decorado con gusto y sin recargos innecesarios.
Tomamos un menú degustación donde en todo momento la materia prima prevaleció sobre cualquier otro tipo de condimento. Exquisito los aromas y los platos.
La única observación negativa se la llevó el acompañamiento de la zamburiña, las habas no estaban en su punto, o eso nos pareció.

Durante la comida y como propina al precioso paisaje, tuvimos el placer de ver llegar a la ciudad a un crucero. Después y algo más tarde, paseando por la ciudad vimos a los pasajeros caminando entre nosotros.
Lo demás, sencillamente delicioso. Atentísimo el servicio que en todo momento estuvieron pendientes de nosotros, en silencio, sin molestar pero cumplimentando cada necesidad sin que hubiese necesidad de requerirla.
Bebimos un Juve Camps que es un cava que nos encanta y para la carne, una copa de un vino argentino cuyo nombre no recuerdo pero que fue una excelente recomendación por aroma, cuerpo y sabor.
Con los postres una copa de moscatel, en su punto justo de temperatura y dulzor.

Al final el café, servido por atención de la casa con unos dulces como acompañamiento y azúcares de todos los colores.
Y nononono, no fue carisísisimo, normal para un ágape de estas características, nos encantó y lo recomendamos en todos los sentidos, fue parte de un día fantástico.






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