Pastel pollo-pavo relleno y brócoli al roquefort

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Este pastel lo he hecho en mi casa desde hace mil años, sobre todo cuando los niños eran pequeños. La eterna lucha de que comieran verduras pasaba por idear mil y una triquiñuelas para que se les presentasen atractivas a sus ojos. También era un habitual de las comidas en la playa, era estupendo dejarlo hecho y enfriando desde la noche anterior y al día siguiente, hala cuatro cositas más y a la playitaaaaaaaaaaa!
En este caso lo hice especialmente  (aunque comimos también los demás) para  mi padre que ya está en un momento en que se muestra inapetente (a decir de mi madre) que la dentadura le impide masticar bien, que el pescado no le mola mucho, pero que le fascina ir a mi casa a comer y yo le pongo platos como éste, súper sano, con colores que lo hagan atractivo y apetecible y os aseguro que mi padre, se puso las botas. Decía mi madre...."hay que ve lo que comió hoy tu padre, ehhh....." pues yes, tal cual, no olvidéis que cuando somos mayores volvemos a ser como niños..

Os cuento

Ingredientes 

Para el pastel de pollo relleno (para 8-10 personas)
800 gr. de carne picada (400gr. de pollo y 400 gr. de pavo)
60 gr. de sémola
2 huevos crudos
4 huevos cocidos
2 remolachas cocidas
3 zanahorias cocidas.
10 aceitunas rellenas de anchoas
100 gr. de jamón serrano
Sal (no olvidéis que lleva jamón serrano y no queremos pasarnos con la sal)
Pan rallado para espolvorear al meter la horno.
Para la salsa
10 cucharadas soperas de vinagre de módena
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
1 cucharada sopera de miel.
Para la guarnición.
300 gr. de uvas desgranadas.
Para el brócoli
800 gr. de brócoli
600 ml de bechamel (ver receta AQUÍ)
50 gr. de queso roquefort.

Elaboración.

La elaboración es súper sencilla. Ponemos a cocer previamente las zanahorias y los huevos, durante diez minutos, cuando estén cocidas, apartaremos media zanahoria y medio huevo para decorar cuando el pastel esté terminado. Mientras tanto pintamos con aceite  el molde en el que lo vayamos a cocinar con un pincel  de cocina y lo espolvoreamos de pan rallado.
Mientras tanto volcamos en un cuenco las carnes picadas de pollo y pavo, la salpimentamos, le agregamos los dos huevos crudos batidos, la sémola y revolvemos bien.
Recuperamos las zanahorias y los huevos que teníamos a cocer y que ya deben de estar en su punto. Pelamos los huevos (seguro que a todo el mundo le parece una obviedad, bien, yo lo digo igual).
Comenzamos el montaje, ponemos una capa del mejunje de carne, a continuación una capa de remolacha, otra de mitades de huevos cocidos, luego las zanahorias, a continuación las aceituras, el jamón serrano y cubrimos por los laterales y por arriba con el resto del mejunje de las carnes. Espolvoremos con pan rallado y lo ponemos a baño maría en el horno a 180º durante unos 20 minutos. Si vemos que se nos tuesta demasiado por arriba, lo tapamos con papel de aluminio hasta que finalice la cocción.Es mejor comerlo frío, por tanto si se hace la noche anterior, mil veces mejor. Lo de la temperatura no es tanto por el sabor porque caliente también está rico sino por dejar que el relleno compacte con el resto y lo podamos servir como fiambre.

Mientras se nos cuece el pastel, cocemos el brócoli, a mí me encanta cocerlo al vapor, conserva todos los nutrientes e incluso ese color tan verde e intenso, vosotr@s lo podéis cocer como más os apetezca. Entre tanto hacéis una bechamel ligerita (ver receta pinchando AQUÍ) a la que le agregáis en el último minuto, el queso roquefot. No imagináis lo que cambia la bechamel, es una combinación FANTÁSTICA para acompañar el brócoli que de por sí es una verdura un tanto sosa. Después de cocinado, coloqué el brócoli en la tartera de barro, la cubrí con el bechamel  y al horno a gratinar durante 5 minutos. Listo, es fácil, rápido, sano y rico.

Yo soy una defensora a ultranza del brócoli, no sólo es uno de los llamados SÚPERALIMENTOS por sus propiedades nutritivas y antioxidantes, sino que reduce el riesgo de contraer cáncer de mama, pulmón o colon. Y además, es ricoo y una guarnición estupenda que tanto se puede comer templado como frío.

Comprobamos el punto de cocción del pastel en el horno pinchando con una brocheta. No olvidéis que realmente los alimentos que lleva o están cocidos o son muy tiernos, así que nos llevará muy poquito tiempo. Cuando esté cocido lo damos vuelta sobre una fuente y procedemos a hacer la salsita que lo va a acompañar.
Ponemos en una sartén a fuego vivo con una cucharada de aceite de oliva, las uvas, las salteamos durante un par de minutos a fin de ablandar la piel, retiramos y reservamos.
En la misma sartén ponemos todos los ingredientes de la salsa, es decir, aceite, vinagre y miel, bajamos el fuego y lo ponemos muy bajito, apenas el calor suficiente que consiga emulsionar los tres ingredientes. De cuando en vez y con un ligero movimiento de la sartén, ayudamos a que la mezcla se integre.

Damos vuelta el pastel de pollo sobre la fuente en la que lo vayamos a servir o si nos lo llevamos a la playa, directamente en el tupper en el que lo transportaremos, lo cubrimos con la salsa que hemos preparado. Añadimos a los lados las uvas que hemos salteado en la sartén y podemos adornar como más nos apetezca. Yo utilicé un cortador de galletas para cortar flores de remolacha, también le puse unos bastoncitos de zanahoria y piqué el medio huevo cocido que había reservado.

Espero que os haya gustado y ya sabéis, tanto para pequeños como para mayores, para comer en casa, en el trabajo o en la playa es una comida rica, tierna, sabrosa por el contraste de sabores y requetesana. Se puede comer hasta en un bocadillo porque es blandito al morder.
Si os fijáis bien, casi tiene una ausencia total de grasas. Aunque en este tipo de pastel o rollo es habitual que se le envuelva en bacon o panceta, yo he huido de ello a propósito. Querid@s, ya comemos grasa a través de los aceites, no agreguemos gorduras innecesarias a nuestro organismo.

Os invito a hacerlo, es además, fantástico para el veranito.